Datos personales

viernes, 11 de enero de 2013

ELECCIONES PRESIDENCIALES DEL 1996 EN REPÚBLICA DOMINICANA



La siguiente entrega es un trabajo que realicé para pasar el curso de "Sistemas Electorales y de Partidos" que impartiera el Dr. Pablo Mieres dentro del cronograma académico de la Maestría en Comunicación Política y Gestión en Campañas Electorales que hice en la Universidad Católica del Uruguay y en esta ocasión fue un breve análisis de los resultados electorales correspondientes al año 1996 en la República Dominicana, tanto en la primera vuelta como en la segunda vuelta.

Recordando que anteriormente a las elecciones a analizar no existía la segunda vuelta electoral hasta ese año el desarrollo del trabajo lo dividiremos en dos partes esenciales. En la primera parte veremos rápidamente una breve evolución de las elecciones antes de 1996 y la segunda parte el análisis de la elección misma de ese año electoral.

Como ejes de análisis consideraremos las directrices que fueron trazadas para realizar el presente trabajo, que son: las reglas electorales, el sistema de partido y el régimen de gobierno existentes en el país seleccionado.

BREVE HISTÓRICO ELECTORAL
Comportamiento Electoral
Después de más de 30 años de dictadura impuesta por Leónidas Trujillo Molina la transición a una forma democrática desde nuestro punto de vista comenzó a manifestarse en las elecciones del 1966, ya que anteriormente a esta fecha el país vivió desde movilizaciones populares, un golpe de estado, gobiernos con turbulencias, promulgaciones de nuevas constituciones hasta una invasión militar de los Estados Unidos.
Para continuar esta breve historia dividiremos en tres períodos el proceso de modernización que vive la República Dominicana luego de la caída de la era trujillista y sus efectos en el sistema de partidos.

En primer lugar, el primer período postruijillista (1961-1965), durante el cual la activación de las minorías urbanas frente a una clase política débil y fragmentada obstaculizó el desgaste o la destrucción de los antiguos compromisos sociales, económicos y psicológicos de la tradicional clase dominante. El resultado fue la existencia de un Estado caracterizado por la intervención no planificada de los militares en la política ante la existencia de regímenes de escasa institucionalización en una sociedad altamente politizada.

En efecto, la incapacidad de los militares de llevar a cabo un nuevo proyecto político que les permitiera organizar el Estado postrujillista y estabilizar la actividad política mediante la militarización, condujo a la formación de gobiernos cívico-militares (consejos de Estado, juntas, triunviratos) caracterizados por la inestabilidad generada por los sucesivos golpes militares que frustraron el proyecto democrático de Juan Bosch y el PRD (1963), y detonaron las insurrecciones civiles que culminaron en 1965 con la intervención militar de los Estados Unidos. Este pretorianismo informe impidió, por una parte, la adopción real de formas democráticas de socialización y conducta, y por otra, el inicio de un proceso económico dirigido a acrecentar la actividad productiva y el bienestar de la sociedad en su conjunto. Factores que impidieron, a su vez, la emergencia de un verdadero proceso de modernización.

Podríamos citar que estas fluctuaciones en la conducción del Estado desde la caída del régimen dictatorial se debieron en un primer período a la forma radical que hizo implementar el Profesor Juan Bosch al asumir su gobierno en 1963, al querer desplazar o destruir los remanentes de la dictadura, iniciando el proceso de modernización que permitiera pasar del antipartidismo a un pluripartidismo moderado. Para aquel momento sus acciones quisieron ofrecer oportunidades a movimientos populares organizarse políticamente pero la oligarquía que aún imperaba y que veían sus interés afectados causó fricciones, incluyendo a la Iglesia por haber legalizado el divorcio y la secularización en la enseñanza.

Por estas razones y otras medidas se produce el golpe de Estado en Septiembre del 1963, dando como resultado gobiernos impuestos por los militares del golpe (1963-1965), que se tuvieron que enfrentar difíciles situaciones económicas y sociales como levantamientos de movimientos de izquierda, situaciones estas que llevaron al país a vivir una inestabilidad política y la intervención militar autóctona y foránea.
Estos factores influyeron a dar el paso a un nuevo período autoritario de corte modernizador encarnado por Joaquín Balaguer (1966-1978) que da inicio al segundo período de modernización en el sistema de gobierno dominicano y en una nueva vertiente, desarrollista y corporativista, dirigida a profundizar dicho proceso de modernización heredado del postruijillismo mediante la estatalización, la urbanización en la pobreza, la represión selectiva y una estabilidad política basada en proyectos excluyentes e incluyentes que combinaron la conservación del antiguo orden con programas expansionistas.

Balaguer construyó un régimen represivo de hegemonía competitiva que despojo el derecho a participar de una gran parte del significado real que tiene en los países donde existe la opción al debate público. La garantía del derecho a la participación mediante elecciones nominales en las que se negaba a la mayoría el derecho a oponerse, una práctica de gobierno decretista y patrimonialista, y una actividad partidista movimientista (organicista y personalista), fueron los principales mecanismos de legitimación del nuevo modelo autoritario.

Ya para el 1978 las elecciones continuaron el desarrollo del actual proceso de democratización, en el cual, la debilidad del sistema político ha convivido con una importante crisis económica y con la creencia por parte de los sectores políticos de que Balaguer ya no estaría más en el espectro electoral dio a una institucionalidad de cuasi polipartidismo que fue afectado en su desarrollo por deficiencias en el sistema político para un verdadero proceso de pluralización que permita consolidarse. Los gobiernos que han tenido vigencia desde entonces se han caracterizado por ser de tipos casi poliárquicos, caracterizados por la fragilidad del sistema representativo (participación) y una práctica del debate público (oposición) generalmente abierta y constante.

Los rasgos que definen el carácter casi o seudo de la poliarquía dominicana, no superados por el PRD durante sus dos períodos de gobierno con Antonio Guzmán (1978-1982) y Salvador Jorge Blanco (1982-1986), fueron magnificados por la naturaleza gerontrocratica y delegativa de los gobiernos de Joaquín Balaguer (1986-1990. 1990-1994, 1994-1996). La avanzada edad de Balaguer y su rechazo a la sucesión mediante una práctica electoral fraudulenta y un estilo de gobierno decretista y patrimonialista crearon una crisis de alternabilidad en el liderazgo político tradicional que ha dejado un precario balance institucional de cara al próximo milenio.

A mediados de los años noventa, la larga fase de incertidumbre e inestabilidad del sistema político dominicano empezó a tocar fondo cuando la crisis electoral de 1994 forzó la realización de la primera reforma a la Constitución no consensuada de 1966, como consecuencia de la cual, la última presidencia de Balaguer fue acortada a dos años (1994-1996) y la prohibición de la reelección inmediata frustró sus aspiraciones presidenciales en las elecciones de 1996.

Y es precisamente en 1996 donde ubicamos el inicio del tercer período en la modernización del sistema de gobierno y su sistema electoral, ya que se implementaron nuevas reglas para la celebración de las elecciones además de ciertas decisiones políticas en el momento para la continuación del Estado Dominicano; razones por las cuales quisimos analizar en este trabajo las elecciones presidenciales en ese año.

Sistemas de gobierno
El sistema de gobierno de la República Dominicana ha experimentado cambios a lo largo de los 38 años de transiciones (semi) autoritarias y (semi) democráticas desde las elecciones de 1962 hasta el día de hoy, pero en este trabajo nos concentraremos más bien en las elecciones de 1996, haciendo un repaso rápido de lo acontecido en esos 38 años.

Los primeros intentos de democratización que tras el asesinato de Trujillo (1961) permitieron la celebración de elecciones competitivas de 1962; luego en las elecciones de 1966 se estableció el gobierno semiautoritario de Joaquín Balaguer por doce años (1966-1978), durante el cual, la negociación del derecho a la participación política tuvo lugar mediante la celebración de elecciones rituales 1970 y 1974; y en las elecciones de 1978 se estableció una semidemocracia. En los procesos celebrados desde la 1978 la existencia real o virtual del síndrome del fraude ha sido un factor determinante en la continuidad de las prácticas autoritarias del pasado que modelaron un régimen cuasipoliarquico, caracterizado por la existencia de una cultura política hibrida, autoritaria-democrática, que se ha resistido al cambio amparada en la Constitución autocrática de 1966, esto continuó visualizándose más adelante desde las elecciones de 1978, en 1982, en 1986 con el retorno de Balaguer al poder y continuando venciendo en las elecciones en 1990 y en 1994, estas últimas que desataron una crisis postelectoral y política en el país.

ELECCIONES DE 1996
Reglas Electorales
La fragilidad del sistema electoral y la escasa institucionalización de los partidos son las características más sobresalientes de la competencia política en la democracia dominicana, cuyos rasgos más comunes son: la débil autonomía de los órganos electorales, la sobrerrepresentación parlamentaria de las provincias con escasa población, la escasa representación de los municipios que promueve su fragmentación, la ausencia de una disposición legal que regule su organización interna, variables que se fueron y siguen mejorándose al transcurrir el tiempo.

Pero para las elecciones de 1994 fue donde se desato la más reciente crisis en materia electoral que ha experimentado la República Dominicana por enfrentamientos entre los partidos protagonistas, donde el tema central fue el fraude realizado por el partido de Gobierno para perpetuarse en el poder. Como resultado de dicha crisis se realizaron los aprestos para solucionarla, de manera que no causara traumas al país y se concretó con la firma del “Pacto por la democracia” quizás el último cambio de político de relevancia que tuvo lugar con la reforma parcial de la Constitución de 1966 en 1996.

Los cambios más importantes introducidos por dichas reformas y con los que se realizó celebración las elecciones de 1996 fueron: 1) la celebración de elecciones presidenciales separadas cada dos años de las legislativas y municipales a partir de la elección presidencial extraordinaria de 1996; 2) la prohibición de la reelección presidencial consecutiva; 3) la celebración de una segunda vuelta electoral en caso de que ninguna de las candidaturas obtenga la mayoría absoluta (50% + 1) en la primera vuelta; 4) la creación de los colegios electorales cerrados; 5)el otorgamiento de autonomía administrativa y presupuestaria a la Suprema Corte de Justicia; 6) la creación de la carrera judicial y el Consejo Nacional de la Magistratura para la designación de los jueves de la Suprema Corte y el reconocimiento de capacidad a esta para elegir los demás jueces del sistema judicial; 7) el otorgamiento de facultad de la Suprema Corte para conocer por vía directa la constitucionalidad de las leyes; 8) el aumento de cinco a un mínimo de nueve Cortes de Apelación; 9) la financiación pública de los partidos políticos; 10) una cuota obligatoria del 25% de las mujeres en los cargos electivos a nivel nacional y municipal.

Comportamiento del Voto y Sistema de Partido
Desde los primeros intentos de pluralismo político que siguieron a la quiebra del antipartidismo trujillista, la participación electoral ha experimentado cambios significativos. La bipolarización del voto definió las elecciones de 1962 (Partido Revolucionario Dominicano y la Unión Cívica Nacional) y las elecciones de 1966 (Partido Revolucionario Dominicano y Partido Reformista). La concentración del voto por el Partido Revolucionario Dominicano fue la característica esencial de las elecciones de 1970 y 1974 durante el régimen autoritario de Balaguer. La bipolarización (Partido Revolucionario y Partido Reformista) caracterizó las dos primeras elecciones de la recuperación democrática (1978 y 1982). En las elecciones de 1986 se produjo una importante fragmentación del voto (Partido Reformista que pasó a ser Partido Reformista Social Cristiano, el Partido Revolucionario Dominicano y el Partido de la Liberación Dominicana) que se volatilizó en 1990 (Partido Reformista Social Cristiano PRSC, Partido Revolucionario Dominicano PRD, Partido de la Liberación Dominicana PLD y Partido Revolucionario Independiente PRI).

En las elecciones de 1994 la concertación de alianzas por los partidos mayoritarios permitió el retorno a la bipolarización (PRD y PRSC) y la concentración del voto. En las elecciones 1996 los partidos mayoritarios reforzaron la concertación de alianzas y, a pesar del establecimiento de la doble vuelta que dividió la primera votación entre los tres partidos mayoritarios (PRD, PLD y PRSC), se mantuvo un alto nivel de bipolarización (PRD y PLD) que determinó unos resultados muy cerrados.

Los cambios en la distribución del voto han transformado a su vez el sistema de partidos en diferentes periodos: bipartidismo (1962 y 1966); hegemónico casi competitivo (1966-1978); bipartidismos (1978-1986); multipartidismo de tipo pluralista moderado disfrazado (1986-1996) que luego pasó a un pluripartidismo real fruto de la coalición en 1996 liderada por el Partido de la Liberacion Dominicana gracias al respaldo de Balaguer a través de la coalición del Partido Reformista Social Cristiano.

Los cargos electivos
Los cargos electivos consagrados por la Constitución mediante voto popular son: presidente y vicepresidente de la República, senadores y diputados en el Congreso Nacional, síndicos y regidores con sus suplentes en los Ayuntamientos. El presidente a su vez es Jefe de Gobierno y Jefe del Estado.
En las elecciones celebradas desde 1966 hasta 1994 se eligieron de manera conjunta los representantes a los cargos nacionales, provinciales y municipales para un período de cuatro años. La elección del presidente y el vicepresidente se hace por mayoría simple en una circunscripción única que incluye todo el territorio nacional.

Con arreglo a las reformas introducidas a la Constitución en 1994, a partir de 1996 la elección presidencial se hace de forma separada de la congresional y la municipal, mediando un período de dos años entre la elección presidencial y la congresional y municipal. Se estableció la mayoría absoluta del 50 por ciento en la elección presidencial y, en cado de no obtenerse, una segunda elección cuarenta y cinco días después de celebrada la primera entre los dos candidatos que hayan obtenido el mayor número de votos en la primera vuelta.

El sistema de doble vuelta ha sido defendido por algunos y criticado por otros. Su implantación fue hecha en base a la idea de establecer un sistema de votación más representativo, que reemplazara la votación única por mayoría simple que, junto a la reelección, había constituido la base institucional del fraude electoral. No obstante, este sistema posee ciertas fallas que contribuyen a fortalecer la naturaleza decretistas o delegativa del presidencialismo; a)la preservación del mito del mandado presidencial debido al excesivo sentido de poder de un ejecutivo conformado por una mayoría absoluta; b)el eventual desequilibrio entre un ejecutivo inflado de una autoridad aparente surgida de la mayoría simple en la segunda ronda y una débil representación congresional de su partido, o que impide al ejecutivo consolidar su proyecto de gobierno frente a la existencia de un congreso hostil.

Desde el inicio en 1978 del proceso de poliarquización, la función de contrapeso del Ejecutivo que deben ejercer los órganos parlamentarios ha sido siempre puesta en duda, ya que estos han servido más bien de caja de resonancia del Ejecutivo. La existencia hasta las elecciones de 1994 de un sistema electoral que supeditaba la elección de los miembros del Senado y de la Cámara de Diputados a la candidatura presidencial, ha promovido la dependencia clientelar de esos hacia el candidato a la presidencia, con lo cual, los aspirantes a cargos electivos suelen estar más interesados en ganarse el favor del jefe del partido o en acceder a determinados mecanismos de control partidario que a comprometerse con planes específicos frente a sus electores. Situación que mantenía a lo largo del ejercicio parlamentario, de ahí que no era casual que legisladores que no sometieron durante su periodo ni siquiera un proyecto de ley, puedan ser reelegidos apoyados exclusivamente en las estructuras burocráticas de sus respectivos partidos. Es probable que los cambios introducidos a la Constitución en la reforma de 1994, la elección del presidente y los miembros del Congresos mediante dos procesos distintos elimine gradualmente el tradicional factor de arrastre de la candidatura presidencial.

Sistema de Votación
En las elecciones de 1996, luego de pasar por diferentes tipos de boletas, la boleta múltiple fraccionada, la boleta única, la boleta de triple rayado, y el sistema de boletas múltiples, y los problemas técnicos creados por la tardanza, fueron superados debido a la intensa campaña de educación al votante auspiciada por la Junta Central Electoral a través de los medios de comunicación. El principal desafío fuera la aplicación del sistema de colegio electoral cerrado, que limitó la inscripción de los votantes en las mesas electorales a un horario específico a partir del cual se cerraba el proceso de inscripción y se empezaba la votación. Las mujeres se inscribieron por la mañana de 6:00 a 8:30 am y los hombres por la tarde de 1:00 a 3:30pm. Inmediatamente después de la inscripción se procedió al proceso de votación, que para las mujeres empezó a las 8:30am y termino a la 1:00pm y para los hombres empezó a las 3:30pm y termino a las 6:00 pm.
Se temió que la rigidez y lentitud del colegio cerrado produjese un alto índice de abstención, sobre todo entre las madres solteras, trabajadoras domésticas, enfermeras, empleadas de hostelería, choferes, vigilantes y sectores medios poco acostumbrados a las filas y a la espera. No obstante, la vocación democrática de la población y el alto nivel de civilidad, unidos al despliegue humano hecho por la JCE evitaron un alto índice de abstención. En efecto, en las elecciones presidenciales de 1996 la abstención fue de 21.37% en la primera vuelta y 23.2% en la segunda vuelta que, aunque sobrepasó en casi un cincuenta por ciento el nivel de 1994 (12.55%), fue inferior a la de 1990 (39.77%), 1986 (27.77%) y 19982 (26.11%) y similar a la de 1978 (23.64%).

Competencia electoral 1996
Ya para el 1996 la bipolarización se trasladó entre el PLD y el PRD y fue el resultado de importantes factores: 1) El desplazamiento del PRSC a un tercer lugar como resultado de la salida de Balaguer de la arena electoral a raíz de la reforma constitucional que prohibió la reelección inmediata; 2) la falta de apoyo de Balaguer al candidato presidencial de su partido, Jacinto Peynado, que debilitó notablemente los votos reformistas en la primera vuelta; 3) el respaldo público de Balaguer al candidato presidencial del PLD, Leonel Fernández, mediante el pacto patriótico firmado con Bosch que determino el triunfo de Fernández frente a Peña Gómez en la segunda vuelta, al sumarle el PRSC un 12.31% al total de votos alcanzado por el PLD en la primera vuelta (38.94%), lo que le permitió superar al PRD por una diferencia del 2.5% de los votos.

Estas elecciones fueron importantes para la República Dominicana desde el inicio de la transición política del antipartidismo trujillista al pluralismo moderado de partidos y las primeras celebradas mediante el sistema de doble vuelta. Se mantuvo la tendencia hacia la bipolarización (80% en la primera vuelta), típica de los procesos de 1966 (93%), 1978 (95%), 1982 (86%) y 1994 (84%), pero más cercana a la polarización del proceso electoral de 1994, solo que esta vez se enfrentaron el PRD y el PLD que mantuvieron un pulso muy cerrado en la primera vuelta (PRD 41.6% y PLD 38.94%) y en segunda ronda (PRD 48.71% y 51.25%).
La primera ronda tuvo lugar el 16 de mayo y los principales candidatos a la presidencia y a la vicepresidencia fueron: Jacinto Peynado y Maribel Gassó por el Partido Reformista Social Cristiano, José Francisco Peña Gómez y Fernando Álvarez Bogaert por el Partido Revolucionario Dominicano y aliados, y Leonel Fernández y Jaime David Fernández por el Partido de la Liberación Dominicana. Jacinto Peynado quedó fuera de competencia al haber alcanzado solo el 14.99% de los votos en la primera vuelta, quedando Peña Gómez, con 45.93% de los votos y Fernández con 38.94%. La segunda ronda por mayoría simple se celebró el 30 de Junio: el candidato ganador fue Leonel Fernández con el 51.25% del PLD contra un 48.75% de José Francisco Peña Gómez del PRD.


CONCLUSIÓN
Como ya observamos en el desarrollo de este trabajo la República Dominicana en materia de sistemas electorales, de gobierno y de partidos ha experimentado a lo largo de su historia diversos cambios. Pudimos apreciar en el análisis que en las elecciones del 1994 a raíz de la crisis postelectoral por los cuestionamientos de los adversarios al partido ganador, dieron origen a una transformación en el conjunto de las reglas que garantizaron mediante el voto la estabilidad democrática, la transparencia electoral y el respeto al mandato popular, además de una serie de medidas políticas que también colaboraron a dicha estabilidad.

Estas nuevas reglas o transformación de las existentes y las medidas políticas dieron como resultado a que se celebraran elecciones del 1996 y por eso nos llamó la atención realizar este estudio.

Podemos concluir que a partir de estas elecciones de 1996 la República Dominicana vive en los actuales momentos cierta estabilidad que se han reflejado en las elecciones subsiguientes a las de ese año, donde el presidencialismo en la forma de gobierno continua sigue siendo lo más atractivo en materia electoral y donde la separación de las elecciones parlamentarias de las presidenciales han mostrado cierta distancia en la llamada votación de arrastre, lo que ha llevado a los partidos a buscar líderes locales con apoyo popular que representen sus intereses.

Por último y no por ser lo menos importante la República Dominicana después de esas elecciones mejoró considerablemente la independencia que la Junta Central Electoral, órgano encargado del montaje de las elecciones, no tenia en años electorales y los líderes de opinión y la propia ciudadanía han depositado su absoluta confianza, sin olvidarnos que siempre habrán quienes estarán cuestionado el trabajo de la misma.


BIBLIOGRAFÍA
ALCANTARA SAEZ, Manuel
1999 “Sistemas Políticos de América Latina: México, América Centra y el Caribe” Volumen II, Editorial Tecnos, España, pp. 411-441.

JIMENEZ POLANCO, Jacqueline
1999 “Los Partidos Políticos en la República Dominicana: Actividad Electoral y Desarrollo Organizativo, Editora Centenario S.A., Santo Domingo, República Dominicana, pp. 101-177 y 276-281.

MIERES, Pablo
2008 “Las Elecciones Parlamentarias en América Latina a Comienzos del Siglo XXI, Jurado Nacional de Elecciones, Lima, Perú, pp.120-125.

CONSTITUCION DOMINICANA
1994, Congreso de la Republica Dominicana,
Santo Domingo, República Dominicana.

PAGINAS DE INTERNET
Cámara de Diputados de la Republica Dominicana
www.camaradediputados.gov.do

Junta Central Electoral
www.jce.do

Senado de la Republica Dominicana
www.senado.gob.do

1 comentario:

Anónimo dijo...

buen trabajo amigo, gracias